lunes, 2 de febrero de 2009

Anécdota alvaradeña

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel
Hace muchos años, allá por 1956, durante casi un año iba, más o menos una vez al mes, a Matías Romero, Oax. por la ruta México-Jalapa-Veracruz-Acayucan-Matías Romero, era un recorrido muy pintoresco que yo gozaba mucho. Me paraba en Jalapa a saludar a mi prima Nancy, después en Veracruz en donde siempre procuraba almorzar. En Alvarado había que cruzar el río Papaloapan en panga, y como casi siempre había que hacer cola, me bajaba del coche a cotorrear con los jacarandosos chamacos que hacían bola con los conductores.
En una ocasión, se me acercó uno de esos chamacos y me dijo:
-- “oye, te cuento un cuento colorado y me das veinte centavos”.
-- “Caray”, le contesté, haciendo chunga, “que tal si yo te platico un chorro de cuentos colorados y no me pagas nada, ¿cómo la ves?”.
Muy serio, se quedó un rato pensativo y después me dijo:
-- “Oye, ¿ya tú sabes que el lugar mas chingón de todo el estado de Veracruz es Alvarado”.
– “Ya, ¿será?, le contesté.
– “Claro, y Veracruz el más chingón de los estados, excepto su capital y el gobernador, como así lo dijo el santo Papa.
-- “¡Ah si, y ¿qué dijo?
Entonces se irguió, como queriendo aumentar su estatura, y muy orondo me dijo:
-- “Lo dijo voz en cuello, sólo Veracruz es bello, y lo dijo con rubor, que chingue su madre Jalapa con todo y gobernador”.
Esa fue la primera vez que escuché el mentado poema de boca de un veracruzano auténtico, como son los alvaradeños, además de tan florido lenguaje de la boca de un chiquillo. Desde luego que digo lo de “veracruzano autentico” sin quitarle los suyo a los de otras regiones de estado, que también tienen lo suyo.
A mi me fascina Veracruz, durante el ejercicio de mi actividad profesional tuve la oportunidad de trabajar en varias partes del ese estado, y guardo muy gratos recuerdos, además de haber tenido el honor y satisfacción de hacer buenos amigos, gente buena, sincera y desde luego con una chispa singular.
Por otra parte, que no deja de influir en el cariño y admiración por ese estado, es el hecho de que Orizaba es la mera mata de los Tamborrel.

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