domingo, 12 de julio de 2009

Sublime anécdota

Por: Querien Vangal

Colby Curtin, una pequeña de 10 años que padecía cáncer vascular, tenía un último deseo antes de morir: ver la cinta Up, una aventura de altura de Disney Pixar; sin embargo, su estado era tan grave que no estaba en condiciones de acudir al cine.
Según el periódico The Orange County Register, Terrell Orum, un amigo de la familia Curtin, decidió poner manos a la obra y llamó a Pixar, empresa que al día siguiente envió a un empleado a la casa de Colby con una copia de la cinta en DVD.
También llevó regalos para la niña: muñecos de peluche de los personajes y un libro de aventuras, como el de Ellie –uno de los personajes secundarios que soñaba con llenar un álbum con todas las aventuras que viviera–.
Colby no podía abrir los ojos, por lo que su madre, Lisa, tuvo que describirle lo que ocurría en la pantalla; al terminar la función y preguntarle si le había gustado, la niña asintió. Finalmente, esa misma noche falleció acompañada por sus padres.
La pequeña había visto los cortos de la cinta en el mes de abril. Su anhelo por verla era tan grande que cuando su madre le informó que se la llevarían y le preguntó si resistiría hasta que llegara, Colby contestó que estaba lista para morir, pero que esperaría para verla.
Su salud se había deteriorado, por lo que el 4 de junio, Colby pidió una silla de ruedas a una compañía que presta servicios a enfermos terminales, pero ésta no llegó ese fin de semana, días más tarde su condición le impedía salir.
Up, una aventura de altura narra la travesía de un anciano llamado Carl Frederiksen, quien decide emprender un viaje a Sudamérica tras la muerte de su esposa Ellie, pues era un sueño de la pareja. Para logarlo, ata mil globos a su casa, convirtiéndola en una especie de globo aerostático.
Lisa, quien desconocía el argumento del filme, se mostró conmovida, pues encontró paralelismos entre éste y la historia de Colby, "les juro que para mí significó que (Colby) iba a ir arriba, al cielo", comentó.
Ahora ella será la encargada de llenar el libro de aventuras que le llevó el empleado, a quien se le llenaron los ojos de lágrimas al terminar la proyección del filme.
Es increíble cómo muchas veces, con un simple gesto de solidaridad, podemos brindar felicidad a quienes nos rodean, e incluso cumplir su último deseo. ¡No esperemos más y emprendamos aventuras que alegren al prójimo!

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